Wednesday, August 10, 2011

EL BURRO FLAUTISTA


DE

TOMAS DE IRIARTE

(Puerto de la Cruz, 1750-Madrid, 1791) Escritor español. Fue junto con Félix María de Samaniego uno de los fabulistas más importantes del siglo XVIII. Sobrino del académico Juan de Iriarte, a los trece años se trasladó a Madrid para vivir con su tío, lo que le permitió adquirir una sólida educación. Sucedió a su pariente como traductor de la Secretaría de Estado y ocupó el cargo de archivero del Consejo de Guerra.



Esta fabulilla,
salga bien o mal,
se me ha ocurrido ahora
por casualidad.

Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.

Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.

Acercó se a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.

En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.

«iOh!», dijo el borrico,
«¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!» 
Sin regla del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.

LA LECHERA


de 

Felix Maria de Samaniego, llamado “ El fabulista” nació y murió  en  La Guardia (Alava) (1745-1801).  Fue un escritor muy destacado en la literatura de ilustración y junto a Tomás de Iriarte, fueron los mejores fabulistas españoles.


Llevaba en la cabeza una lechera el cántaro al mercado con aquella presteza, aquel aire sencillo, aquel agrado que va diciendo a todo el que lo advierte:
¡"Yo sí que estoy contenta con mi suerte!"Porque no apetecía más compañía que su pensamiento, que alegre, le ofrecía inocentes ideas de contento; marchaba sola la feliz lechera y decía entre sí de esta manera: "Esta leche vendida, en limpio me dará tanto dinero, y con esta partida un canasto de huevos comprar quiero, para sacar cien pollos que al estío me rodeen cantando el pío, pío.


Del importe logrado de tanto pollo, mercaré un cochino; con bellota, salvado, berza, castaña, engordará sin tino; tanto, que puede ser que yo consiga ver cómo se le arrastra la barriga. Llevarélo al mercado; sacaré de él sin duda buen dinero; compraré de contado una robusta vaca y un ternero, que salte y corra toda la campaña, hasta el monte cercano a la cabaña.

"Con este pensamiento enajenada, brinca de manera que, da un salto violento, el cántaro cayó. ¡Pobre lechera! ¡Qué  compasión! Adiós leche, dinero, huevos, pollos, lechón, vaca y ternero. ¡Oh, loca fantasía,qué palacios fabricas en el viento! Modera tu alegría; no sea que saltando de contento, al contemplar dichosa tu mudanza, quiebre su cantarillo la esperanza. 

No seas ambiciosa de mejor o más próspera fortuna; que vivirás ansiosa, sin que pueda saciarte cosa alguna. No anheles impaciente el bien futuro:  mira que ni el presente está seguro.