Eran mares los cañales
que yo contemplaba un día
(mi barca de fantasía
bogaba sobre esos mares).
El cañal no se enguirnalda
como los mares, de espumas;
sus flores más bien son plumas
sobre espadas de esmeralda…
bajan desde las montañas,
y se oyen entre las cañas
como deshojando versos…
tan buenos son los cañales,
porque teniendo puñales,
se dejan robar la miel…